Noia es un pueblo de cuento que goza de un casco antiguo repleto de magníficas construcciones religiosas. La iglesia de San Martiño, un ejemplo del gótico marinero de los siglos XV y XVI, impresiona con su nave única y su rosetón. Por otro lado, la iglesia de Santa María A Nova (del siglo XIV) alberga la mayor colección de lápidas gremiales y nobiliarias de la Edad Media y moderna. Tampoco te puedes olvidar del convento de San Francisco, con su estilo gótico-renacentista, que completa el trío de joyas arquitectónicas de esta aldea.
En la parte alta de Noia, los restos de la fortaleza de Tapal y las murallas medievales ofrecen vistas panorámicas y una conexión con su historia medieval. Para darle un toque mágico, pazos como el de los Churruchaos, la Casa da Xouva y el Pazo Dacosta añaden encanto a la villa.
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