Ubicado en el corazón del valle del Genal, constituye la puerta de entrada a los pueblos más abruptos de esta región, pues están dispuestos para favorecer el trascurso del río Genal. Entre sus calles, las cuales conservan el antiguo trazado morisco, se cuelan una retahíla de casas blancas con balcones y rejas de forja de fabricación artesanal y maravillosas construcciones como la iglesia de San Sebastián o la fuente de los seis caños.
La cima de la colina sobre la que se asienta el pueblo conserva los restos del antiguo castillo del Águila, desde donde además tendrás el privilegio de contemplar un impresionante paisaje dominado por el encuentro del río Genal con el Guadairo, abrazado por bosques de alcornoques, encinas y castaños y perfilado en el horizonte por Gibraltar y la costa africana.
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